Álvaro Marín Arango, Mercedes Rojas Artunduaga y Rubiel Antonio Murillo
El 4 de enero de 1991 el cuerpo de Álvaro Marín Arango fue encontrado en las aguas del río Bodoquero, a la altura del municipio de Morelia, Caquetá, cinco días después de que fuese detenido, desaparecido y torturado junto a dos personas más, Mercedes Rojas y Rubiel Murillo.
El semanario Voz, el 17 de enero de 1991 tituló “Torturan y asesinan a tres ciudadanos”. La muerte de Álvaro fue causada por las torturas sobre su cuerpo con golpes contundentes, sus órganos genitales fueron destrozados por torniquetes y ligaduras de alambre, como parte de las técnicas del horror que usaron agentes del Estado educados en la mentalidad del enemigo interno.
Así pretendieron matar su mente, y aleccionar a un movimiento político, y atacar a su hermano Luciano Marín, quien años atrás, ante el exterminio del partido político de la UP y las amenazas que recibió, optó por vincularse a las FARC.
Dos días antes, el 2 de enero, fueron encontrados los cuerpos de Mercedes y Rubiel, quienes, habían sido desaparecidos junto a Álvaro, también, militantes del PCC y la UP. Los cuerpos de ambos, tenían signos de tortura. A ella la quemaron de la cintura hasta sus pies, y ambos fueron impactados, cada uno con tres tiros.
El 31 de diciembre de 1990 entre los festejos populares de fin de año, simultaneamente, estaba cegandose la vida de Álvaro, Mercedes y Rubiel; en los espacios de estas tres familias y de la memoria colectiva del Partido Comunista, continúa su presencia signada de esperanza, que alguna vez, la verdad social identifique esos patrones de persecución y exterminio que uso el Estado bajo el pretexto de dar seguridad a la democracia, acabando con los propios límites que diferencia el Estado de derecho del de la barbarie.
Imagen de Álvaro: Vidas Silenciadas.