Ahora sí que investigan a de Narváez…
José Miguel de Narváez, fue subdirector del DAS, siglas de Departamento Administrativo de Seguridad, el servicio de inteligencia del Estado colombiano, que depende directamente del Presidente de la República. Abundan las versiones acerca de los vínculos que de Narváez mantenía con los jefes paramilitares, todos acusados de crímenes de lesa humanidad, y narcotráfico.
Un revelador episodio que el vicepresidente colombiano Francisco Santos le contó a los medios de comunicación y que involucra a José Miguel de Narváez, ex subdirector del DAS, es el inicio de una historia acerca de ese especialista en inteligencia acusado por la Fiscalía de acciones para delinquir, violación ilícita de comunicaciones, utilización ilícita de equipos transmisores y receptores, y falsedad en documento por destrucción dentro de las investigaciones que se adelantan sobre las llamadas ‘chuzadas’ (escuchas telefónicas) a magistrados, miembros de la oposición y del gobierno.
Santos contó cómo se enteró, durante una reunión con De Narváez, en 2003, que éste había ‘chuzado’ (‘pinchado’ el teléfono) al director del programa de Derechos Humanos de la Vicepresidencia de la República: “Tuve una confrontación muy fuerte con el señor de Narváez, que en ese entonces era asesor del DAS, en la que me dijo que él supuestamente estaba ‘chuzando’ a Carlos Franco. Yo lo eché de la oficina”, dijo Santos.
En octubre de 2003, cuando Martha Lucía Ramírez estaba por salir del Ministerio de Defensa, De Narváez era asesor del DAS y de Fondelibertad (Fondo Nacional para la Defensa de la Libertad Personal, dependencia del Ministerio de Defensa Nacional que coordina los recursos humanos y materiales para la lucha contra el secuestro), razón por la que tuvo una reunión con el vicepresidente Francisco Santos, el entonces viceministro de Defensa, Andrés Peñate, y un asesor de derechos humanos de la Vicepresidencia.
De acuerdo a la revista Semana, de Bogotá, se dice que, en medio del encuentro, de Narváez comentó algo sobre los seguimientos que el DAS estaba haciendo supuestamente a funcionarios del gobierno. Al parecer, Santos se sorprendió por el comentario y le preguntó qué pruebas tenía de Narváez para hacer esa afirmación. Este le reveló que tenía interceptado a Carlos Franco, que estaba presente. “Me enfurecí y lo eché, y a partir de entonces creo que nunca más lo volví a recibir”, dijo Santos sobre el episodio.
Cuando Jorge Alberto Uribe sucedió a la ministra Ramírez y se enteró de lo que había sucedido con de Narváez, ordenó de inmediato que no se le renovara el contrato que tenía con Fondelibertad, ni con el DAS, ni con el Ejército, donde era profesor de inteligencia.
“Varias personas se habían quejado de él (de Narváez) por su pensamiento radical. Cuando hablaba era muy convincente, tenía muy buen discurso, pero a veces también parecía un loco”, dice alguien que lo conoció en el Ministerio de Defensa.
Varias fuentes consultadas por Semana.com aseguran que del presidente Uribe para abajo sabían de las acciones sospechosas de José Miguel de Narváez, quien no caía bien en casi ningún sector del gobierno. Pero aún así, inexplicablemente, él fue nombrado subdirector del DAS por Jorge Noguera Cotes.
Casi 5 meses después de haber sido nombrado en ese cargo, de Narváez fue declarado insubsistente.
Ahora, entre otras cosas, De Narváez es asesor de Fedegán (Federación Colombiana de Ganaderos).
La Fiscalía tiene en su poder una investigación en su contra que lo involucra no sólo con seguimientos ilegales, sino con paramilitares ya que hay indicios de haber tenido vínculos con Carlos Castaño, de haber tenido influencia en el secuestro de la senadora Piedad Córdoba en 1999 y hasta de tener responsabilidad en la muerte de Jaime Garzón.
Todas estas versiones han sido negadas por de Narváez.
Según su abogado, Ulises Durán Porto, de Narváez se abstuvo de responder a los fiscales, al considerar que se violaron sus derechos porque la Fiscalía no le permitió conocer la totalidad del expediente, razón por la que supuestamente no pudo preparar bien su defensa.
El primero en poner el dedo en la llaga sobre las presuntas relaciones entre Narváez y las Autodefensas Unidas de Colombia (los paramilitares) fue Jorge Iván Laverde, ‘Pedro Fronteras’, jefe del bloque Catatumbo, quien el 17 de junio de 2008 lo mencionó en dos temas específicos durante una declaración ante fiscales de Justicia y Paz: el asesinato del periodista Jaime Garzón y el secuestro de la senadora Piedad Córdoba en mayo de 1999.
Laverde dijo que Narváez instigó a Carlos Castaño para que asesinara al periodista y le entregó unas grabaciones donde Córdoba y el guerrillero ‘Francisco Galán’ supuestamente hablaban en malos términos del jefe de las Auc. “Yo lo vi en las fincas La 35, La Acuarela y La Siete. Este personaje (Narváez), cargaba en una maleta un poco de libros. Le dictaba conferencias de adoctrinamiento militar a las tropas, a la comandancia. Carlos Castaño andaba con él p’arriba y p’abajo (…)”, dice.
De hecho, según revela el jefe paramilitar, “la verdadera razón por la cual Castaño mandó a secuestrar a Piedad Córdoba fue por unos casetes grabados por inteligencia militar en los que la senadora -en diálogo con ‘Francisco Galán’, comandante del Eln- se expresaba con palabras feísimas del señor Carlos Castaño. Esas grabaciones fueron entregadas por el propio Narváez a Castaño en Urabá”.
Por último, Laverde aseguró que Narváez dictaba unas charlas tituladas “¿Por qué es lícito matar comunistas en Colombia?”, en los campamentos de las autodefensas de Córdoba y el sur de Bolívar.
Pero no solo el desmovilizado ha mencionado al ex subdirector del DAS en supuestos vínculos con las Auc.
El pasado 28/05, en una reunión con Piedad Córdoba e Iván Cepeda, el ex jefe paramilitar Diego Fernando Murillo, ‘don Berna’ -recluido en el Metropolitan Correctional Center de Nueva York- confirmó que Narváez fue uno de los autores ideológicos del secuestro de la Senadora y que además suministró un listado para que las Auc asesinaran a miembros de la izquierda, entre ellos al senador de la Unión Patriótica Manuel Cepeda.
“Don Berna me pidió perdón por mi secuestro y dijo que Narváez le insistió a Castaño que debía asesinarme por unas conversaciones que tuve con el jefe del Eln. A Iván Cepeda también le pidió perdón por la muerte de su papá a manos de las Auc”, dijo la Senadora liberal al semanario Cambio, de Bogotá.
Contrario a esta declaración, el ex jefe paramilitar Éver Veloza, ‘H.H.’, afirmó que el secuestro de la congresista tuvo fines políticos y negó que Narváez estuviera involucrado.
Salvatore Mancuso, también relaciona a Narváez con las Auc. En una reciente entrevista concedida a la revista Cambio, desde la cárcel en Washington, aseguró que Narváez era un convencido de la lucha contra la subversión y que “estuvo en reuniones hablando del tema ideológico con Carlos Castaño y ‘Jorge 40’, con ‘el Alemán’ y conmigo. Estuvo en algunas escuelas de formación de cuadros de mando y tuvo la oportunidad de adoctrinar ideológicamente a esos hombres”, dijo.
En fin, son numerosas las versiones que involucran a Narváez con actividades del paramilitarismo. Si forman parte de una leyenda o de injurias vengativas -como él dice-, o conforman un gravísimo prontuario, es un análisis pendiente que está en manos de la Justicia.
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