Agrocombustibles: Parlamento Europeo vota por seguir destruyendo las selvas
“El consumo de aceite de palma ya ha jugado un papel muy negativo al destruir los medios de vida de muchas personas en Indonesia. Si la decisión de la UE sobre el consumo de aceite de palma para combustible continúa creciendo, será también responsable de la destrucción de las últimas selvas en Indonesia.” Es lo que tiene para decir Nordin, fundador y activista de la organización ambiental indonesia Save our Borneo.
Esta semana, el Parlamento Europeo ha votado no sólo continuar utilizando alimentos para producir el combustible de nuestros automóviles, sino también fomentarlo. La proporción de “biocombustibles” en el tanque aumentará del actual 4,5% vigente en toda la UE: en el futuro será un 6%. Y la proporción de energías renovables obligatoria, que es de un 10%, se completará con un 4% de biocombustibles de materias primas no comestibles.
“El 11 septiembre es un día oscuro para la selva y sus habitantes”, dice Klaus Schenck, responsable de Bosques y Energía de Salva la Selva. “Es una vergüenza que los políticos de la Unión Europea consideren más importantes los negocios de la gran industria agraria y de agrocombustibles que el medio ambiente”.
Una proporción cada vez más grande de las plantas que se utilizan para producir combustible se producen a costas de las selvas tropicales. A menudo se trata de alimentos como aceite de palma y de soja de los que se produce biodiesel, pero también caña de azúcar para etanol. Estos se mezclan con la gasolina. La Unión Europea financia al sector con 10 mil millones de euros anuales, con la excusa de que los autos puedan moverse de un modo más amigable con el clima.
Al elevarse la demanda de estas materias primas vegetales, más selvas y otros ecosistemas importantes serán destruidos sin duda en el Sudeste de Asia, América Latina y África. Y aumentará el hambre en el mundo. Todos estos problemas son de sobra y desde hace ya tiempo conocidos. Pero los parlamentarios europeos optan por ignorar las consecuencias catastróficas de su política.
Ya hoy día crecen en Indonesia 9 millones de hectáreas de plantaciones de palma y en Malasia son 5 millones. Ambos países exportan el 90 por ciento del aceite de palma al mundo. A causa de la creciente demanda, Indonesia planifica expandir los monocultivos de palma a otras 11 millones de hectáreas y estos se hará a costa de las selvas.
Junto con otras organizaciones ambientales y sociales, Salva la Selva ya ha entregado miembros del parlamento muchos miles de firmas contra la política de agrocombustibles de la UE. Las firmas han sido recogidas en una petición en el marco de un amplio trabajo de difusión sobre las consecuencias negativas de la expansión de los agrocombustibles. La organización continuará con las críticas y protestas. Se espera que en otoño, el Consejo de Ministros decida sobre la política de agrocombustibles de la UE. La discusión se prolongará pues todavía más, y la industria del ramo continuará esgrimiendo sus falsos argumentos a favor de las supuestas bondades de la energía agraria.
Salva la Selva exige: eliminar inmediatamente las metas de mezcla de agrocombustibles, así como los subvenciones, incentivos e importaciones de agrocombustibles y materias primas para agrocombustibles como aceite de palma.