Agresiones a mujeres y amenazas de muerte a lideresas y líderes
Las operaciones empresariales para impedir una restitución en derecho vienen desarrollándose con agresiones sobre líderes y lideresas de los Consejos Menores que habitan en las Zonas Humanitarias y Zonas de Biodiversidad de Curvaradó y Jiguamiandó.
El pasado viernes en Quibdó, Manuel Denis Blandón, líder comunitario y defensor de derechos territoriales de su comunidad en jiguamiandó fue objeto de un ataque violento por parte de familiares de Graciano Blandón.
En un primer momento, los familiares le insultaron verbalmente en las sedes del palacio de justicia acusándolo falsamente de ser el responsable del asesinato de Graciano Blandón, ocurrido en diciembre del 2009.
La agresión verbal ocurrió cuando éste auscultaba respuestas sobre acciones constitucionales por él instauradas a favor de las comunidades negras.
Minutos después, a la salida del palacio de justicia uno de los familiares de Graciano lo atacó cuando se intentaba movilizar en un mototaxi. Manuel fue bajado a la fuerza golpeado en el rostro y golpeado en varias ocasiones con puntapiés. La reacción de las personas que se encontraban en el lugar logró el retiro del agresor.
Al día siguiente cuando se dirigía por vía aérea a Apartadó, Manuel estaba siendo esperado por autoridades que se identificaron como de la Fiscalía en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, lugar de tránsito desde Quibdó.
El funcionario judicial manifestó que sobre él estaba una orden de captura por el crimen de graciano Blandón. Segundos después luego que la fiscalía cotejó la identidad de Manuel y verificar que la orden de captura era inexistente le dejaron tomar el vuelo.
Entre tanto, en predios del consejo menor comunitario de Caracolí, Curvaradó, pasadas las 9 a.m., del jueves 5 de mayo, 11 hombres que trabajan en el esquema de seguridad de los ocupantes de mala fe de la empresa ganadera la Tukeka, tomaron por la puerta a un niño de la Zona Humanitaria y lo separaron de dos lideresas con las que se encontraba.
Luego 7 de ellos rodearon a Sixta Tulia Pérez y Blanca Rebolledo, que protegían las Zonas Humanitarias de Caracolí de las agresiones empresariales. Los hombres les rasgaron los vestidos intentando desnudarlas y uno de ellos con un látigo golpeó a Sixta.
Los agresores gritaron a las mujeres: “esto es una advertencia”, “para eso la patrona, -refiriéndose a Claudia Argote- tiene dinero para ordenar al gobierno lo que debe hacer, para pagarle y sacarlos a ustedes de aquí, así digan que somos paracos”.
A la distancia en una casa de los ocupantes de mala fe y beneficiarios del paramilitarismo de la empresa la Tukeka, se encontraba el reconocido paramilitar Pedro Tordecilla, donde también suele estar el conocido como “El Tocayo” y el administrador José Buitrago.
En horas de la tarde en presencia de efectivos de la Brigada 17, el mismo grupo de agresores de la empresa la Tukeka les gritó a las mujeres “No se crean de las ONG, son una partida de huevones, nosotros vinimos para hacer trabajar la tierra, vamos a hacer respetar las fincas de los empresarios. Nosotros vinimos a cuidar el negocio del ganado, vinimos a darle al que sea para que no se pare mas del piso” – matar-.
La lideresa del consejo menor, Liria Rosa García exigió a los militares su intervención sin que estos hubieran realizado acción alguna.
Ayer sábado al atardecer, los mismos agresores intentaron rodear nuevamente a Blanca Rebolledo, quien tuvo que huir al lado de Liria Rosa García. Las mujeres gritaron y lograron acceder al celular para dar aviso de la persecución. Cuando los hombres constataron la realización de la llamada, José Buitrago amenazó de muerte a Liria Rosa y expresó que le iban a cortar la cabeza.
Hoy domingo en horas de la mañana nuestra Comisión de Justicia y Paz fue informada que cerca de 150 paramilitares ingresaron a la Zona Humanitaria El Tesoro. Allí luego de rodear el lugar aseguraron que estaban allí para proteger la restitución de las tierras, para que llegara el progreso y el desarrollo con palma, con banano y con ganado.
Luego se retiraron del lugar y manifestaron que estarían atentos a lo que fuera hacer.
A menos de 500 metros de la Zona Humanitaria El Tesoro Camelias, los ocupantes de mala fe continuaron ampliando la destrucción ambiental con la deforestación y las siembras sin consentimiento del Consejo Menor de Camelias.
Semanas atrás la empresaria de La Tukeka, Claudia Argote, manifestó que había conformado un grupo armado para proteger su propiedad.
Simultáneamente días antes de la semana santa cerca de 150 paramilitares se han ubicado dentro del territorio colectivo, sin que la brigada 17 haya actuado para garantizar los derechos de los afromestizos. El gobierno nacional ante los permanentes llamados a dar cumplimiento a las medidas provisionales de los Consejos Menores de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de la OIT y de la propia política de Derechos Humanos, no ha actuado eficazmente para enfrentar el paramilitarismo empresarial en sus diversas manifestaciones.