Acuerdo militar con E.U. era innecesario, pero se firmó por Uribe, dicen en ‘The Economist’

El Gobierno vio este acuerdo como una forma de disuadir a Venezuela ante una posible agresión.


Eso señala la publicación, que cita fuentes de la administración de Barack Obama.

El acuerdo firmaron E.U. y Colombia permite a los militares estadounidenses acceso a siete bases militares en el país.

“Funcionarios de E.U: aceptan que debieron haber pensado sobre la respuesta regional frente a un acuerdo que ahora dicen no era necesario y fue redactado por insistencia de Colombia.

¿Que quería Colombia con él?

Funcionarios dicen que ven el acuerdo como un freno contra la amenaza guerra que Chávez parece insinuar con su retórica.

Era mucho más barato (esto) que tratar de igualar la carrera armamentista de Chávez, que incluye 24 aviones Sukhoi, 55 helicópteros militares, 92 tanques y defensa antiaérea”, dice la revista.

La publicación también afirma que Uribe, un amigo cercano del ex presidente George W. Bush, pudo estar a su vez preocupado ante la posibilidad de que Obama abandonara a Colombia.

Es decir, otra razón para suscribir el acuerdo, cuya duración es de diez años.

The Economist sostiene, citando nuevamente a funcionarios de E.U., que se trató de un “cocinado burocrático” pues Washington ya poseía acceso a bases colombianas desde hace una década.

“Más que una conspiración imperialista, los funcionarios de E.U. dicen que el acuerdo fue un cocinado burocrático. Varios cientos de tropas estadounidenses han estado operando en Colombia por casi una década bajo Plan Colombia… bajo el cual E.U. ha proporcionado ayuda en entrenamiento e inteligencia contra los narcotraficantes y las guerrillas. Y lo han hecho a través de una acuerdo de asistencia militar que data de 1952 y similar al que E.U. tiene con 120 países en el mundo incluyendo a muchos en L.A. El nuevo acuerdo lo que hace es actualízalo”, afirma la publicación británica.

Dice, además, que los aviones de inteligencia AWAK y Orion, que tuvieron que salir de Ecuador cuando este país no renovó el contrato de la base de Manta (y razón que se esgrimió al comienzo para justificar el acuerdo con Colombia) ya están utilizando bases colombianas sin necesidad del nuevo convenio y también pueden operar desde bases en Panamá, El Salvador y Curazao.

The Economist, ya con tono más editorial, concluye que a Colombia la apuesta no le salió bien pues terminó distanciándose de países como Chile y Brasil, mientras el propio E.U., -o algunos de sus funcionarios- han sido parcos a la hora de defenderlo.

SERGIO GÓMEZ MASERI

Corresponsal de EL TIEMPO

Washington