Actuaciones de los grupos paramilitares

Queremos dejar nuevamente en su conocimiento nuestra expresión de Censura Moral y Constancia Histórica frente a los signos evidentes de las actuaciones de los grupos paramilitares de las “Autodefensas Campesinas” que se sostienen como verdaderas estructuras paraestatales con signos de omisión, participación, aquiescencia, anuencia de las Fuerzas Militares.


Bogotá, Octubre 03 del 2000

Doctor
ANDRES PASTRANA ARANGO
Presidente de la República de Colombia

Doctor
GUSTAVO BELL LEMUS
Vicepresidente de la República de Colombia

Doctor
HUMBERTO DE LA CALLE LOMBANA
Ministro del Interior

Doctor
ALFONSO GOMEZ MENDEZ
Fiscal General de la Nación

Doctor
JAIME CORDOBA TRIVIÑO
Vice Fiscal General de la Nación

Doctor
JAIME BERNAL CUELLAR
Procurador General de la Nación

Doctor
EDUARDO CIFUENTES
Defensor Nacional del Pueblo

Doctor
CAMILO GOMEZ
Alto Comisionado de Paz

Reciban un cordial saludo.

Queremos dejar nuevamente en su conocimiento nuestra expresión de Censura Moral y Constancia Histórica frente a los signos evidentes de las actuaciones de los grupos paramilitares de las “Autodefensas Campesinas” que se sostienen como verdaderas estructuras paraestatales con signos de omisión, participación, aquiescencia, anuencia de las Fuerzas Militares.

* En los dos últimos meses de vida de las familias de las comunidades del Cacarica que fueron repatriadas ilegalmente de Panamá hacia Bahía Cupica, hace 40 meses, antes de iniciar su proceso de reencuentro familiar con sus vecinos que se encuentran aún en situación de desplazamiento en Turbo y Bocas del Atrato, conocieron de una serie de actuaciones de los grupos paramilitares de las “Autodefensas Campesinas”, convocando a reuniones a los pobladores de Bahía Solano y Bahía Cupica, y desarrollando una serie de acciones de control, de restricción en los alimentos y de atentados irreparables contra personas.

* El 5 de julio entre las 7.00 a.m. y las 8.00 a.m. un grupo de aproximadamente 20 paramilitares de las “Autodefensas Campesinas” convocaron a los habitantes de Bahía Cupica a una reunión.

Los paramilitares fueron desembarcados en una panga de color blanco con una franja verde, proveniente de la playa El Pajal, donde se suelen ubicar un significativo número de estos. Luego de dejar a los armados que se dirigieron al sitio conocido como La Pista, uno de sus apoyos fue dejado muy cerca de la hacienda “El Cacique”, donde se encontraban los repatriados del Cacarica. El paramilitar de nombre JOFRE ingresó al puesto policial y permaneció por un par de horas con su radio de comunicación.

En el momento en que los paramilitares reunían a los pobladores, un policía que se encontraba vestido de civil fue retenido también por los armados. El agente de apellido TOBON se identificó y los armados lo dejaron irse, exigiéndole que debía andar con sus prendas oficiales para distinguirlo.

Los armados manifestaron tener en su poder una lista, entre la que se encontraban varios habitantes del casco urbano del corregimiento de Cupica. De modo especial, los paramilitares buscaron a cuatro jóvenes y un líder de la comunidad. Los paramilitares vestidos con prendas militares, con armas cortas y largas, anunciaron que regresarían posteriormente.

De acuerdo con las versiones reunidas con testigos y pobladores de la región, los nombres de los cuatro muchachos solicitados corresponden a los que días atrás, el 27 de junio, estuvieron consumiendo licor con varios agentes de policía de apellidos QUIÑONEZ, MELENDEZ, RENTERIA, FABRA, AARON. En un primer momento, en el sitio conocido como Pueblo Nuevo, (uno de los lugares creados como sitio de habitación de los damnificados por una avalancha sucedida en Nov. 99) y luego en La Pista (el otro lugar de habitación de los damnificados por la avalancha). Allí uno de los policías desenfundó el arma y disparó dos tiros ante lo cual, los jóvenes le quitaron el revólver al agente. En ese momento uno de los agentes de policía les expresó: “van a tener que pagar un escondedero”. Al otro día, los jóvenes regresaron el arma de fuego al puesto de policía en Cacique.

Según algunos testimonios, rendidos con mucho temor, ante la posibilidad de ser descubierta su identidad, algunas mujeres y hombres, expresaron que algunos pobladores de Cupica ante el temor de ser asesinados ellos o sus vecinos, se dirigieron hacia la base paramilitar de Bahía Solano. El Comandante les expresó, después de escucharlos, que era mejor que hablaran con el “alto” del Ejército para aclarar los hechos del 27 de junio.

En el pasado, a mediados del año 1999, los paramilitares convocaron a diversas reuniones en el Cupica viejo, antes de la avalancha, sin que las mismas se hubiesen podido realizar pues el Sub Oficial de la Estación de Policía en ese momento ubicado en el pueblo, les manifestó que no estaba de acuerdo con esas actividades.

* El martes 29 de julio llegando a la Hacienda “El Cacique” un funcionario de la Red de Solidaridad Social con los mercados de la comunidad, un informante de los paramilitares de nombre JOFRE y otro que no se logró identificar se subieron sin pedir permiso a la panga en que transportaban los víveres. Los paramilitares con el pretexto de ayudar en el desembarque de la comida hicieron un control de lo recibido por la comunidad.

* Entre el lunes 31 de julio y el jueves 3 de agosto, los paramilitares de las “Autodefensas Campesinas” convocaron a varias reuniones, en la que participaron las autoridades civiles del municipio, otras que se realizaron con los comerciantes y pobladores de Bahía Solano. Algunas de las reuniones se realizaron en la base paramilitar que estos tienen en el barrio Chambacú ubicado cerca de un lugar donde la policía realiza un control de carga y de pasajeros de las embarcaciones. En este lugar han sido vistas igualmente unidades militares adscritas al Batallón de Infantería de Marina.

En algunas de las reuniones sostenidas durante este tiempo, las autoridades municipales, los candidatos a cargos públicos, uno de los paramilitares que se identificó como “NELSON”, quién al parecer, corresponde al nombre de CATALINO SEGURA (quién participó en la masacre de varios integrantes de la Comunidad de Paz San Francisco de Asís, así como, de la retención de algunos de sus integrantes). Los paramilitares definieron las condiciones de los participantes en las próximas elecciones, anunciaron que impedirían la corrupción y en la misma vetaron la participación electoral de algunos candidatos. En la reunión estuvieron presentes un oficial, al parecer Teniente, un Sub oficial y algunos soldados.

Las versiones reunidas indican que también se realizaron otras reuniones con los comerciantes, en las que manifestaron sus condiciones para mantener su presencia en Bahía Solano y en las que expresaron que “iban a evitar una incursión de la guerrilla”.

* El domingo 6 de agosto a las 2:00 p.m. un grupo de paramilitares se acercan a la playa Maquerule, al sitio conocido como los “21 centinelas”. Unos se acercaron en una embarcación tipo panga con armas cortas y largas, y otro grupo entró caminando desde la playa El Pajal.

En este sitio a escasos 10 minutos de la Hacienda “El Cacique” se encontraba FREDY GALLEGO, integrante de las Comunidades de Paz San Francisco de Asís, visitante y amigo de la comunidad repatriada en Cupica.

FREDY, trabajador de la finca, fue tomado por los paramilitares, entre los que se encontraba CATALINO SEGURA, quien esperaba en la embarcación tipo panga. Otros dos paramilitares que entraron por tierra, les dijeron a su esposa que estuviera tranquila que a su marido nada le iba a pasar. Desde Maquerule fue llevado hasta la playa Chicocora, corregimiento de Bahía Cupica. Allí permaneció al parecer hasta la noche de 7 de agosto. Posteriormente su cuerpo sin vida fue dejado en el sitio conocido como El Naranjal, que se encuentra al terminar La Pista, en Bahía Cupica. El cuerpo de FREDY presentaba signos de tortura, de haber sido sometido a tratos crueles, acuchillado en distintas partes, y con tiros de fusil.

* Ese mismo, lunes 7 de agosto, los paramilitares llegaron vestidos de camuflado con armas cortas y largas al sitio conocido como La Pista, eso fue como a las 4.00 p.m. aproximadamente. Los paramilitares convocaron a toda la comunidad a una reunión para el 8 de agosto en horas de la mañana, todos debían llevar sus documentos de identidad y preferencialmente deberían presentarse los varones de 15 años en adelante. Este mismo mensaje fue llevado a Pueblo Nuevo, el otro sector en que se encuentra ubicado Bahía Cupica después de la avalancha, por uno de los informantes de los paramilitares de nombre “DANIEL”.

Ese martes 8 de agosto todo el mundo se movilizó hacia La Pista con sus documentos de identidad como habían ordenado los paramilitares. Los habitantes de Pueblo Nuevo atravesaron el puesto de Policía de la Hacienda “El Cacique”, cuando llegaron a La Pista, esperaron a los convocantes de la reunión sin que se hubieran presentado. Los paramilitares habían salido muy de madrugada.

El control que ejercen los grupos paramilitares está acompañado de un bloqueo económico de bienes de alimentación y medicinas desde el municipio de Bahía Solano hasta el municipio de Juradó. A lo largo del pacífico y las diversas playas tiene sus centros de acopio y de operación.

Este tipo de control que se realiza sobre el mar pacífico se está realizando como hemos dejado Constancia hace varios meses también en el río Atrato a la altura del caserío de Tumaradó a escasos kilómetros del ingreso al Cacarica. Allí en este lugar, los paramilitares entre tres, a veces seis o más, con una mujer, todos vestidos de civil con armas cortas, radios de comunicación y dos pangas a su disposición (una con franja verde y otra con franja roja, una matriculada con el nombre de YAQUE) realizan un control de la entrada de alimentos y gasolina, y de la salida de los productos de pan coger –maíz- y madera de aprovechamiento doméstico, retienen pobladores del Cacarica, a algunos los intimidan y amenazan, a otros los obligan a dar información sobre la región del Cacarica, sobre los sitios “Esperanza en Dios” y “Nueva Vida” y han anunciado que se van a meter.

* El domingo 13 de agosto, a eso de las 4:00 p.m. un grupo de campesinos de la Iglesia Adventista se movilizaba en su embarcación tipo Chalupa hacia el Cacarica, cuando luego de cruzar el caserío de Tumaradó y evitar el retén, fueron entonces seguidos por dos paramilitares con armas cortas y radio de comunicación, quiénes se movilizaron en una embarcación rápida. Luego de interceptarlos le solicitan a los campesinos gasolina. Los pobladores del Cacarica les explican que la cantidad que llevan es la única que disponen para movilizarse. Ante la respuesta los paramilitares afirmaron: “nos colaboran a las buenas o a las malas”, entonces les robaron 50 galones de gasolina. Los paramilitares revisaron todo lo que llevaban para el trabajo y la alimentación. “están entrando mucha comida y eso se va a acabar”. A una mujer que llevaba unas cuatro barras de jabón en sus manos le dijeron que eso le servía para tres meses y que no podría bajar a Turbo a comprar sino hasta ese tiempo. Una vez hecho el robo y proferidas las amenazas, los campesinos continúan el viaje hasta su comunidad.

* El domingo 27 de agosto en horas de la mañana indígenas de las comunidades Emberá Katíos que habitan en el Cacarica fueron retenidas por los paramilitares en el caserío de Tumaradó. Los hombres con armas cortas y radios de comunicación, requisaron toda la alimentación y les advirtieron de ahora en adelante solamente pueden entrar con cincuenta mil pesos en mercado (U.S $ 25). “Esto es una orden y es una advertencia para todos los del Cacarica sino hacen caso los vamos a matar”. Además les ordenaron, que cualquier salida de maíz o de madera tenía que contar con su permiso.

* El lunes 4 de septiembre, antes del medio día, una comisión del Min-Transporte que se dirigía en embarcación rápida tipo panga de Turbo hacia el Cacarica para realizar trabajos de batimetría, fue retenida por miembros de los grupos paramilitares en Tumaradó. Cuando los funcionarios se identifican y les explican su destino les advierten: “no les aconsejamos que sigan, si lo hacen van bajo su responsabilidad”. Ante esta advertencia, los funcionarios deciden regresar a Turbo.

* El viernes 15 de septiembre una embarcación de pobladores del Cacarica, fue retenida por varias horas en Tumaradó, la alimentación fue requisada y los campesinos fueron advertidos que esta y todas las chalupas iban a ser detenidas, advirtieron que no podían sacar productos y que las próximas embarcaciones que iban a ser detenidas eran las de los desplazados.

* El miércoles 27 de septiembre a las 11:15 a.m. la embarcación tipo panga “La Giralda” de servicio exclusivo de las Comunidades Autodeterminación, Vida, Dignidad del Cacarica, CAVIDA, fue retenida luego de su paso por el caserío de Tumaradó. Los paramilitares luego de observarla se embarcan en una de las que tienen dispuesta para sus actuaciones.

Cinco minutos más tarde logran alcanzarla y “La Giralda” es retenida con sus dos ocupantes, el motorista y la Defensora del Pueblo asignada para el Cacarica. Cuatro paramilitares que se identifican como integrantes de los grupos de las “Autodefensas Campesinas de Carlos Castaño”, vestidos de civil con armas cortas y radios, les dicen que “el patrón” necesita hablar con ella y tienen que regresar a Tumaradó. Ante el hecho, forzadamente se tienen que regresar a Tumaradó.

Allí aparece otro grupo de paramilitares, aproximadamente de otros cinco, entre ellos uno que se identifica como el comandante. Mientras interrogan a la funcionaria sobre los bienes que transportan –gasolina, aceite quemado, alimentación-, otro se encarga de requisar. Mientras se realiza este interrogatorio y revisión, la panga “La Zancuda” de propiedad de Peace Brigades International, PBI; es también detenida forzosamente, un paramilitar observa a los pasajeros todos integrantes de CAVIDA y a los dos acompañantes internacionales, así como la carga que llevan. Ante el temor que tiene la comunidad frente a tantos paramilitares, la Defensora le manifiesta al paramilitar que los deje seguir, a lo que este accede. Continúa el paramilitar apodado RAFA en su interrogatorio, solicitando a la funcionaria del Estado una relación de lo que se transporta, a lo que ella responde que: “soy funcionaria del Estado”, insiste el paramilitar en que para los controles usted puede colaborar, a lo que la funcionaria se niega rotundamente argumentado su papel e identidad como institución del Estado.

Mientras el retén paramilitar continúa en el sitio Tumaradó se realizan operativos de control y registro por parte de la Infantería de Marina en sitio conocido como Palo Blanco y a la entrada de Puente América, en el mismo día, como ocurrió el 23 de septiembre en horas de la tarde. Ese día integrantes de CAVIDA, acompañantes nacionales e internacionales se encuentran con dos puestos de control sobre el río, a las 3:30 p.m. en su ida hacia el Cacarica y luego hacia las 5:30 p.m. en su regreso hacia Turbo

Esta es la situación que se presenta sobre el río Atrato, única vía de acceso fluvial al Cacarica, en Turbo donde todavía se encuentran asentadas las familias del Cacarica que no han iniciado su retorno, continúan siendo testigos de las acciones de los paramilitares en jornadas de la mal llamada “limpieza social” en los barrios y en los alrededores de los lugares humanitarios, atentados contra la vida de campesinos del casco urbano y de la elaboración de pintas en diversos muros del municipio que dicen: “Autodefensas Anticomunistas de Colombia”.


* El 31 agosto
, a las 6:30 a.m. ingresaron tres personas con armas cortas al Coliseo Municipal de Turbo donde se encuentran asentados miembros de las comunidades en proceso de retorno al Cacarica, sin ser requisados por el puesto de control policial. La misma situación se repite el 1 de septiembre, con la diferencia que ese día, luego de atravesar la unidad deportiva, se escucharon dos disparos. Tiempo después volvieron a pasar los tres hombres por el Coliseo sin ninguna reacción de la policía.

*El 25 de septiembre, a las 4:30 p.m., dos jóvenes de 16 años de edad aproximadamente, ingresaron al Coliseo Municipal de Turbo, al parecer drogados. Los civiles tomaron a un niño de seis años de edad de la comunidad y lo golpearon. Dos jóvenes salieron en su defensa, uno de ellos es también golpeado. Minutos después llega la policía que estaba de servicio en el lugar, toman al agresor, lo patean mientras, los jóvenes agresores gritan: “esperen que mañana vengo con mi fierro y mato a más de uno”. Esto lo repite en varias ocasiones en presencia de la Policía. Cuando la policía los está llevando hacia el cuartel, un hombre en una moto azul de alto cilindraje, sin placas, se les acercó y estuvo conversando por espacio de 5 minutos con la autoridades. La policía entonces los entregó al hombre de la moto, quién los dejo irse. Mientras los jóvenes se alejaban gritaban:“ esperen que volvemos”.

Luego del reencuentro familiar y comunitario de las familias repatriadas que se encontraban en Bahía Cupica y las que se encontraban en Turbo, que ocurrió entre el 21 y 23 de septiembre, y del asentamiento provisional en este municipio, antes de la segunda etapa de retorno al Cacarica, se han observado movimientos de informantes de los grupos paramilitares en los alrededores de los albergues comunitarios, preguntando por personas de la comunidad. Así ocurrió el lunes 25 de septiembre, aproximadamente a las 3:30 p.m. cuando dos jóvenes preguntaron en el interior del albergue de las Hermanas de la Madre Laura por varios de los coordinadores con nombre y apellidos. Ningún vecino ni familiar reconoció a los muchachos.

El martes 26 a las 4:00 p.m. dos reconocidos paramilitares merodean el albergue “Unidos Retornaremos” de Santo Ecce Homo, y otros dos en el albergue de las Hermanas de la Madre Laura. Allí preguntan por otros dos integrantes de CAVIDA que en ese momento no se encontraban en el lugar. Estos últimos son vistos muy cerca del lugar en que los paramilitares asesinan a una persona cerca de un puente ubicado entre los dos albergues.

Ese mismo día, se recibe información de una fuente que solicitó absoluta reserva por razones de seguridad, de la existencia de una lista con 20 nombres de integrantes de CAVIDA y de otros del Cacarica que serán eliminados por los grupos de paramilitares en los próximos días, así como, de otros habitantes del Cacarica. Para este operativo se estaría contando con el apoyo de un grupo de paramilitares provenientes del municipio de Necoclí y de los de base del casco urbano de Turbo.

Si bien es cierto que los compromisos asumidos en aspectos económicos para la reconstrucción de las comunidades del Cacarica se han venido cumpliendo y parcialmente la asistencia humanitaria se mantiene, dando un relativo cumplimiento al artículo 17 de Protocolo II y los Principios DENG; las estructuras causantes del desplazamiento se mantienen incólumes y se evidencian nuevos signos de una nueva etapa de restricción para el ejercicio de los derechos como la libre circulación, el derecho a la alimentación y el principal de ellos, el derecho a la vida. Se muestran síntomas que el deseo de reconstruir lo destruido a raíz de los bombardeos indiscriminados y los operativos conjuntos entre militares y los paramilitares en febrero de 1.997, se encuentran nuevamente ante la mirada turbia, criminal y barbara de las estructuras del paraestado que en 1.996 realizó un bloqueo económico inhumano, acompañado de atentados contra la vida de las comunidades, asesinatos y desapariciones forzadas, amenazas y desplazamientos familiares.

Hoy, 43 meses después de haber sido desplazados de las tierras del Cacarica, de siete meses del retorno de 40 familias, de 10 días del reencuentro familiar y comunitario entre desplazados repatriados, el control que se encuentran implementando a través del retén en Tumaradó contra los pobladores de esta cuenca, del cual han sido víctimas también funcionarios civiles del Gobierno y del Estado; las informaciones allí recogidas sobre la ubicación de los asentimientos de retorno, las amenazas proferidas sobre loa bienes de CAVIDA, las amenazas de incursión al Territorio de Vida -zonas humanitarias de retorno-, el conocimiento de una lista de 20 integrantes que serían eliminados por los mismos desplazadores, expresan el aumento del riesgo y la posible ejecución de daños irreparables como en el pasado que fatídicamente tiende a repetirse, pues los actores del desplazamiento fueron ascendidos en sus cargos militares o sus grupos de apoyo reconocidos mediáticamente como prohombres, lo que está sucediendo se justifica, lo que sucederá tendrá justificación, justo por que las estructuras del paramilitarismo se sostienen sin ser siquiera reprimidas, justo por que la impunidad, la ausencia de sanción, castigo y de reparación frente a los causantes del desplazamiento y de los 78 asesinados y desaparecidos, han permitido que el crimen, que la fuerza y la barbarie sean las dinámicas fundantes de la sociedad.

De todo lo sucedido ustedes han tenido conocimiento a través de constancias históricas y censuras morales y nada, absolutamente nada de fondo se ha hecho. En el paso de estos pocos meses el retén en Tumaradó ha afinado sus mecanismos de actuación y de terror. De sus primeros anuncios de incursiones al Cacarica, de control de entradas y salidas se ha pasado a la retención de personas, a la retención de bienes, al robo de productos de pan coger, a la prohibición del comercio doméstico, al control de alimentos. El retén ha ido teniendo sus primeros efectos en la reactivación del terror, el desplazamiento de familias, en la negación del derecho a la libre movilización, a la alimentación. Pero todo esto ha sido posible por la impunidad del pasado, por las “omisiones” del presente, por los avales existentes en dichas ausencias de respuestas efectivas.

Desde Necoclí, Turbo, Unguía o Santa María se mueven los paramilitares en sus pangas rápidas; se movilizan atravesando los controles militares en la punta (Turbo), en Matuntugo (Golfo de Urabá), en Palo Blanco (río Atrato); con radios de comunicación y con armas cortas van de un lado al otro; se estacionan diariamente en Tumaradó, las autoridades no los ven, no los detectan, para ellos no hay control ni represión ni restricción. Delegaciones nacionales e internacionales los han observado, al tiempo la población sigue sufriendo las consecuencias de dichas “omisiones”.

Estrictos controles a la población civil, registro de su documentación, inscripción en libros de registro de las unidades militares que se mueven sobre el río Atrato, pero nada sobre los paramilitares de las “Autodefensas Campesinas”, ellos moviéndose con toda tranquilidad y sobreseguro. Hasta el momento no ha existido una respuesta efectiva de represión o de ataque o de control, se esgrimirán razones presupuestales o la “clandestinidad” de las operaciones paramilitares, la habilidad de los delincuentes, se argumentará que no existen pruebas o que son unos bandidos cualquiera, que en realidad no son paramilitares; cuando llegue a existir alguna respuesta, los hábiles delincuentes se escondieron, se ocultaron y se hicieron intentos. Pasará el tiempo y las actuaciones paramilitares continuarán pues sus estructuras no solo mantienen sino que se consolidan en el tiempo para cumplir sus criminales decisiones.

Como en otras regiones del país, y como ha ocurrido con otras comunidades del Urabá Antioqueño del Chocó, que anunciaron lo que iba a suceder y nada se hizo, así ocurrirá ahora, ellos cuentan a su favor con la lógica de la lucha contrainsurgente que los ha creado, ellos cuentan con la dilación de largas y extenuosas investigaciones que nunca llegan a sanción, a castigos; ellos cuentan con una inexistente, en la realidad, Política de Derechos Humanos y, claro está, con la certeza que sus centros de operación nunca serán atacados por que se encuentran salvaguardados militarmente y por que se encuentran legitimados mediáticamente a través de la televisión y de muchos articulistas de la prensa nacional, y porque la impunidad aseguró la perfección de sus crímenes y graves atentados.

Dejamos constancia sobre la existencia del retén permanente en Tumaradó, un nuevo mecanismo de restricción, de control y de recopilación de información que en el comienzo de este año, fue adelantada por unidades militares en “La Tapa” queriendo desconocer el ejercicio de derechos de la comunidad y la transparencia de su proyecto de vida.

Dejamos constancia de la ausencia de actuaciones eficaces para contrarrestar las existentes estructuras del paraestado y sus actuaciones en el municipio de Turbo, en el río Atrato dirigidas desde Necoclí, San Pedro de Urabá o el Nudo de Paramillo.

Dejamos constancia de la extensión de esas estructuras sobre el pacífico entre los municipios de Bahía Solano y Juradó, donde en un conflictivo panorama, sus pobladores están a merced de su lógica, de sus exigencias y de sus imposiciones amparados en omisiones, complicidades, anuencias, tolerancias de las autoridades y agentes del Estado allá en las orillas del Pacífico, los pocos habitantes de Bahía Solano y de Bahía Cupica que ofrecieron, en medio del temor de ser desterrados o asesinados, su palabra o su testimonio que evidencia la erosión del Estado de Derecho, lo hicieron con la esperanza que algo se hiciera, para que los horrores que otras comunidades han vivido allí, no se repitan.

En sus despachos nuestra profunda censura moral ante los evidentes riesgos y hechos de nuevos daños irreparables contra las comunidades del Cacarica frente a los cuales nada estructural ni de fondo, ni parcialmente se ha hecho pues las estructuras que dieron origen al desplazamiento aún se mantienen y operan ahora cualificadamente sobre la base de la impunidad.

Con profunda preocupación,

COMISION INTERCONGREGACIONAL DE JUSTICIA Y PAZ