A un amigo conservador
¿Cuánto tiempo llevamos discutiendo por las mismas cosas? La interrupción del embarazo, el matrimonio igualitario y la dosis personal nos han robado días enteros en discusiones infinitas. Y seguimos igual.
De entrada debo decirle que respeto absolutamente sus creencias. Si las decisiones en su vida están marcadas por los designios de Dios o los sermones de su Iglesia, me parece bien. Por más que a mi no me guste el Papa o no tenga a la Biblia como guía espiritual, jamás le pediré que deje de asistir a misa o vaya en contra de los evangelios.
Su vida es su vida, la mía es la mía.
La próxima vez que vayamos juntos a un restaurante créame que no voy a esconderle el menú para elegir por usted, dejaré que en su libre albedrío escoja lo que le apetezca de entrada, plato fuerte y postre. Espero que usted tenga esa misma delicadeza conmigo. Déjeme escoger.
¿Sabe? A mi no me gusta usar corbata, pero sé que a usted le encanta. Eso me parece bien. Usted se ve fabuloso con sus tirantas, su corbata y su impecable traje de paño. Yo me siento cómodo con mis pantalones de dril y mis camisas. No le quiero cambiar la pinta, ni se la voy a criticar. Seguro usted no se siente asfixiado cuando se ajusta la corbata, yo sí, pero igual no voy a obligarlo a quitársela.
Ahora, déjeme pedirle un favor: al igual que yo respeto sus decisiones, permita que los demás en su libre albedrío tomen las propias. No obligue a nadie a nada. Creo que ese podría ser su decimoprimer mandamiento.
Si las parejas del mismo sexo quieren casarse, déjelas. ¿Acaso a usted lo van a obligar a casarse con otro hombre? ¿Acaso al aprobarse una ley de ese tipo todos los hombres nos volveremos homosexuales? No lo creo.
Como buen demócrata, usted es consciente de que en nuestro país debemos respetar las libertades individuales y sobre todo garantizar los derechos de las minorías o de las personas vulnerables. ¿No cree que una mujer es libre de decidir sobre su embarazo? ¿O es que usted piensa que con el aborto legal se está obligando a todas las mujeres a interrumpir la gestación como si no tuvieran la voluntad de elegir?
Amigo conservador, la Constitución dice que todos tenemos derecho a una educación. Pero ya depende de usted si quiere educarse bien o mal, hasta el bachillerato o hasta obtener un doctorado. Así mismo ocurre con los casos que tanto le preocupan: el hecho de que exista una norma no lo obliga a cobijarse en ella, pero, en cambio, hay quienes sí pueden necesitarla.
Le pido un favor, no obligue a los demás a vivir como usted quiere vivir. Deje que cada cual escoja porque, insisto, yo no voy a elegir por usted.