A las Puertas del Ubérrimo

Iván Cepeda y Jorge Rojas, defensores de derechos humanos, presentaron su libro: “A las Puertas del Ubérrimo” una reconstrucción de los graves crímenes del paramilitarismo de Estado cometidos en los últimos 20 años. Es más que eso una expresión de las voces de las víctimas silenciadas, negadas en medio del acostumbramiento a un modelo de Estado autoritario, expresaron sus escritores.

No se está presentando ninguna prueba reina de nada. Son los acontecimientos, sucedidos en Córdoba en los últimos 20 años, indicaron.

“El título del libro es claro A las puertas del Ubérrimo. A las puertas del han ocurrido cosas terribles: masacres, usurpación de tierras, la intronización de un régimen en que la prensa local, las instituciones, la universidad estaban controladas por los paramilitares. Los actos públicos de los jefes paramilitares, toda su vida privada era de conocimiento de la sociedad porque se hacía en los lugares, en los que estaba también la élite. En el centro de la ciudad quedaba Funpazcor, que era la estructura que utilizaron los paramilitares para financiarse, y en ese mismo centro queda el Monumento a los paramilitares. 60 líderes que reseñamos en esta obra han dicho que justifican a los paramilitares como una respuesta de “autodefensa” y digamos que en el centro de todo esto está la hacienda del Presidente y está el propio Presidente. Entonces las preguntas, las conclusiones deben desprenderse de eso. Es imposible que en régimen de control paramilitar, una persona no sepa lo que está pasando, y una persona con liderazgo gremial, político, es imposible que si 60 de sus amigos han apoyado y financiado a los paramilitares, es imposible que se ve diariamente se ve a los desplazados debajo del puente que inauguró el presidente, es imposible que si todo eso ocurre, el que vive en la Hacienda El Ubérrimo no se haya enterado. Ese conocimiento debería remitirnos a la pregunta por la responsabilidad política” expresó Iván Cepeda.

El Ubérrimo nombre de la hacienda de cerca de 1000 o 1200 hectáreas, es conocido por ser propiedad de Uribe Vélez. Entorno a la misma han surgido diversas polémicas y se han suscitado muchas preguntas. Empresarios internacionales han ido hasta allí para conversar de negocios. Es un epicentro de diálogos de poder, en muchas ocasiones, en reemplazo de la desprestigiada Casa de “Nari”, como la llamó el asesinado alias “Job”.

¿Era posible que Uribe Vélez desconociera el desarrollo de la estrategia paramilitar en Córdoba siendo él uno de los prestantes hacendados?

¿Desconoció la situación de desplazamiento forzado, la masacre de El Tomate, por ejemplo, y el posterior despojo de tierras por parte de paramilitares y sus beneficiarios?

¿Olvidó el papel de la Brigada 11 y del batallón que le antecedió antes de su creación inspirada en la instrucciones del General Landazabal Reyes?……

¿Desconoce Uribe Vélez el Monumento a la paz, dedicado a la alianza entre militares y civiles, el que se encuentra situado enfrente de la Sijin en Montería, a pocos kilómetros de su finca?

¿Por qué congresistas, alcaldes, rectores, fiscales de Córdoba que han tenido relación con Uribe Vélez se encuentran detenidos, algunos sancionados, otros investigados por paramilitarismo? ¿Acaso no sabía nada?

¿No conocía Uribe todos los actos públicos en los que estaban presentes los jefes paramilitares y que se encuentran registrados en la prensa, en particular, El Meridiano de Córdoba?

Aquí van algunas imágenes publicadas en El Meridiano de Córdoba… ustedes juzgarán.

Invitamos a la lectura de A las puertas del Ubérrimo y desde ya, en medio de la zozobra y de los hostigamientos a las y los defensores de derechos humanos se brinde principal atención por la vida, por la integridad personal de Iván Cepeda y Jorge Rojas y se salvaguarde el derecho a la libertad de expresión.

No olvidemos los exiliados por expresar sus opiniones Fernando Garavito, Gonzalo Guillen y el que vivió Daniel Coronell. Y las presiones existentes sobre Carlos Lozano, Alfredo Molano, William Parra, Felipe Zuleta entre otros.

Bogotá, D.C. Diciembre 9 de 2008

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ