365 días, miles de segundos vividos,  pasos de avanzada, de retroceso y de parada… al final el continúo devenir, en lo posible, en lo soñado, en lo imposible, en la vida por la Vida.“

365 días, miles de segundos vividos,  pasos de avanzada, de retroceso y de parada… al final el continúo devenir, en lo posible, en lo soñado, en lo imposible, en la vida por la Vida.“
En estos  días,  percibiendo  el aliento de  nuestras propias esclavitudes e indiferencias para desatar en conciencia de libertad transformar transformándonos se perciben la disolución de los rituales de las paces firmadas con asesinatos, desapariciones, exclusiones y depredación de nuestras fuentes de vida, pero siempre ella, ahí; ella, la vida evocando justicia, llamando a la paz, gritando dignidad.

En tiempos de soledades por la mentira confeccionada como  verdad en  un mal halado poder que destruye lo que dice,  que se dice desde las inequidades de la historia, con la simulación de venganzas personales,  adoba muertes físicas, simbólicas, biológicas, como en las viejas expresiones del fascismo, sin posibilidad de diálogo, de discusión, de lo justo. Se impone, se totaliza, se elimina, se excluye, es lo propio de las almas  guerreras, su carácter sacrificial, continuidad de venganzas, de injusticias y desequilibrios que se decían combatir o modificar

Entre dolores insanos,  rabias heredades,  envidias de propuesta en  una pandemia de desigualdades,  de hambre galopante, de explotaciones de todo tipo, de arrasamientos forestales y animales, de nuevas esclavitudes, se desenvuelven  nuevas violencias y totalitarismos con sistemas de poder que operan a nombre de lo excluido o lo negado, y entre esa multiplicidad de situaciones sin distinción: mujeres, hombres, niños, jóvenes, mayores, negros, indígenas, mestizos, de barrios o de veredas, el ethos de la vida sigue llamando por la Vida, gestando la vida

Dónde nada es dialogable pues solo se regenta el pensamiento de nuevos enemigos, estigmatizando y expulsando, sosteniendo lo injusto a nombre de lo justo,  la vida sigue llamando a la inclusión, a la síntesis, a la alteridad, a la comprensión, a la compasión, a la solidaridad, a la fraternidad, a la escucha, al contraste, al cambio, a memorias sanadas en espacios y tiempos transformados en un nuevo presente porvenir

Por todo eso y todo..

Gracias, gracias, gracias. A ustedes personas, familias, comunidades que exhalan en medio de las violencia esa paz y justicia necesarias, expresión de la Vida. Ustedes que traen esas verdades necesarias que son distantes de lo verosímil, que desde la exclusión y el empobrecimiento hablan de miradas enriquecidas de solidaridad, de afecto, de indignación hechas propuestas, gracias.

A ustedes gracias, porque nos siguen enseñando y nos seguimos encontrando en soledades, en medio de lo que aparece como escarnio y derrota. Gracias a amigas y amigos, que nos develan los cambios profundos que nacen desde dentro para que la paz sea auténtica en armonía interna que inspira justicia social y ambiental.

A  las solidarias de catacumbas, a iglesias de base,  a los firmantes de muchas paces, a las y los privados de la libertad, a los perseguidos, y a todas y todos los jóvenes, mujeres y hombres, en su múltiple diversidad, gracias por volvernos a permitir ver que hay otro sentido de esperanza en la verdad transformante que hace justicia, que armoniza, que lleva a sociedades que comparten en círculos afectivos  por la vida bella, por la sana vida, de todo lo viviente.

A todas y todos los que nos han permitido estar, ser y existir, aún escuchándonos y persiguiéndonos en este 2021,gracias, muchas gracias

A aquellos que este año pasaron a la historia, gracias por lo vivido y  por recordarnos el breve tiempo que nos ha sido concedido, y en memoria de ellos, y en los  huesos de tantos muertos a fuego lento, muertos torturados, muertos baleados, muertos violentados en su intimidad, muertos de hambre, muertos desaparecidos, muertos por las aguas y los bosques, en su honor, afirmamos, sí a la vida, a la democracia de la vida

Allí en la afirmación de la paz con nuestras propias guerras y las de las balas, que claman el tiempo para profundizar en la concreción de la justicia, nuestro deseo de un bello existir en 2022 con y en la fuerza del amor que se hace justicia social, ambiental, de género en democracia profunda.

 

Bogotá D.C,.  24 Diciembre de 2021

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz