25 de mayo Día Nacional de las Víctimas de Violencia Sexual
La magnitud de la violencia sexual contra las mujeres, relacionada con el conflicto en Colombia, no ha sido aún entendida completamente. Es un crimen con un alto nivel de sub-registro. Cuando es denunciado las mujeres encuentran grandes obstáculos para acceder a la justicia, incluyendo altísimos niveles de impunidad.
[3]
Hoy es una oportunidad más para continuar visibilizando las acciones que ellas han emprendido en la reivindicación de sus derechos en “un país que ha vivido más de medio siglo en conflicto armado, donde los cuerpos de las mujeres han sido botín de guerra, pero también han sido violentados en medio de una dinámica de una sociedad absorbida por el patriarcado que actualmente provoca que 7 de cada 10 mujeres sean víctimas de algún tipo de agresión.” [4]
Este camino de exigencia no ha sido fácil, ellas se han enfrentado al desconocimiento y el señalamiento de la sociedad, a un Estado que las niega y revictimiza, que ha respondido con impunidad ante los casos que han logrado denunciar; un Estado que no les ha brindado garantías de protección y prevención, el cual niega el carácter estructural de estas violencias en el contexto del conflicto armado, desconociendo el derecho que les asiste de acceder a estrategias de acompañamiento integral, dejando de lado las obligaciones establecidas al respecto en las leyes 1761 del 2015, 1257 del 2008, Autos 092 de 2008 y 009 de 2015 de la Corte Constitucional; tal omisión permite que se mantengan “los obstáculos de las mujeres víctimas de violencia sexual asociada al conflicto armado, para acceder a la justicia, y obtener protección y atención integral en salud, obstáculos que se originan en la falta de estrategias integrales de investigación y en la ausencia de una política estatal integral que incorpore todas las dimensiones de actuar con la debida diligencia” [5]
Sin embargo, en medio de este panorama las mujeres han construido espacios para compartir sus experiencias, a través del reconocimiento de una realidad común que se refleja en unas y otras, y se reivindica de corazón a corazón, desde el encuentro cotidiano con otras, de procesos organizativos en comités de mujeres, de estrategias de memoria y de articulación con sus comunidades para elaborar y sanar las profundas afectaciones que les han causado.
Ver: Declaración Encuentro de Mujeres
Ver: Declaración Encuentro de Mujeres del Naya
Resignificar las violencias les ha permitido trascender en la construcción de un proyecto de vida nuevo para sí mismas, para sus familias y sus comunidades; de esta manera “Sus narraciones como sujetas que resisten, proponen, exigen, y se movilizan como víctimas de excompañeros o compañeros afectivos, de paramilitares, de la fuerza pública y de la insurgencia, han permitido conocer de las múltiples interconexiones de sus entornos y dar sentido político a sus experiencias, individuales y colectivas y, exigir sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.” [6]
El escenario actual de implementación de los acuerdos de La Habana, les representa una oportunidad para concretar las apuestas que han vislumbrado desde sus procesos organizativos y desde allí se plantean un compromiso de construcción de paz en el que se parta del reconocimiento de sus experiencias, se aporte a la deconstrucción de las causas estructurales del conflicto armado y a la transformación de la cultura patriarcal desde la cual se ha alimentado la violencia:
“Reconocemos en esta apuesta la oportunidad que se nos ha presentado con la inclusión del enfoque de género en los acuerdos y queremos apropiarnos de él. Reconocemos las dificultades que emergen de un escenario que históricamente ha sido atravesado por una cultura machista y patriarcal, que ha invisibilizado nuestro importante papel en la construcción de la sociedad pero reafirmamos que la transformación de ésta, necesita y demanda de la participación de nuestros padres, hermanos, hijos, compañeros y amigos; reconocemos también que nuestra identidad como mujeres va más allá de nuestro ser biológico que trasciende a nuestro ser social, nuestra naturaleza es incluyente, amorosa y de acogida.” [7]
Bogotá, D.C., mayo 25 de 2017
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz
Notas
[1] Fuente: Unida Nacional de Víctimas, Registro Único de Víctimas
[2] Ver: El uso de la violencia sexual para imponer control social y territorial sobre las actividades cotidianas de las mujeres no suele ser una estrategia utilizada por los grupos guerrilleros, pero sí ampliamente por los grupos paramilitares, incluyendo las BACRIM (grupos paramilitares que continuaron después del proceso de desmovilización) Centro Nacional de Memoria Histórica, ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad, 2013
[3] Colombia: Mujeres, Violencia Sexual en el Conflicto y el Proceso de Paz http://www.abcolombia.org.uk/downloads/Sexual_violence_report_Spanish.pdf
[4] LOS RETOS DEL 2017 PARA ENFRENTAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN COLOMBIA. Contagio Radio. http://www.contagioradio.com/los-retos-del-2017-enfrentar-la-violencia-las-mujeres-colombia-articulo-37421/
[5] Mesa de seguimiento a los autos 092 de 2008 y 009 de 2015 de la Corte Constitucional. (2016).
[6] Sánchez, O. (2013). Peritaje ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos Caso Marino López y otros (Operación Génesis).