12 años
Los 12 años que dan cuenta de esta tragedia tiene la obligación moral de generar unos aprendizajes que garanticen que esto nunca jamás se vuelva a repetir.
En un computador de Jorge 40 se encontró una carpeta llamada “amigos del Das” en la cual reposaba un listado de 106 nombres de periodistas, sindicalistas, defensores de derechos humanos y líderes sociales de la región Caribe. Eso lo deja claro el periodista Julián Martínez en su libro titulado Chuzadas.
Lo que se fue destapando fue una olla podrida de absurdas dimensiones que dejaba en evidencia las macabras relaciones del Das con la maquinaria paramilitar. No tenían algunas apuestas, ni compartían algunas agendas, el Das estuvo al servicio de los más altos intereses del paramilitarismo; fue un brazo cómplice, ejecutor, devastador, que con la fuerza y la legitimidad del Estado fue socio de las más aterradoras barbaries criminales.
Jorge Noguera, el director del Das de entonces, fue acusado por ser coautor de los asesinatos de sindicalistas, periodistas, políticos y el del sociólogo Alfredo Correa De Andréis, que justo en estos días cumple 12 años de haber sido silenciado por una bala en una calle de Barranquilla. Noguera lideró espionajes y seguimientos a líderes de la región, les abrió expedientes, a los que pudo los judicializó y, de postre, entregó dichos expedientes a sus socios, los paramilitares.
De Javier Valle Anaya, el investigador del Das que le hizo seguimientos y sometió a interrogatorios a Alfredo Correa, se supo que trabajaba para la organización paramilitar liderada por alias Don Antonio. Se dedicó a seguir al profesor por casi un año, le hizo fotografías, y armó el expediente de pruebas con falsos testimonios de reinsertados de las Farc. Con esa nefasta carpeta, llena de burdos vicios, el fiscal 33 de Cartagena, Demóstenes Camargo, le dio captura a Correa y ordenó su reclusión en los calabozos del Das. Ya hay un fallo que condena a la Fiscalía por esta perversión contra un ser humano inocente, que no tuvo ninguna repercusión legal sobre el fiscal que estuvo al frente.
En el juicio contra Noguera se estableció que unos meses después del asesinato de Alfredo Correa, Javier Valle Anaya fue ascendido a subdirector del Das en la seccional Magdalena. Según, por su intachable hoja de vida. Premiado y, de paso, premiado el Bloque Norte de las Autodefensas que desde ese momento garantizó a su hombre –Valle Anaya– en un alto cargo en uno de los departamentos con más intereses paramilitares. La sociedad entre los paramilitares y el Das se estrechaba como cuando se cierran los buenos negocios.
Hoy Javier Valle Anaya está en libertad fuera del país, con una boleta de captura de Interpol que no se ha hecho efectiva. Y Demóstenes Camargo, pese a la indignación de muchos que conocieron de la injusticia que concluyó en el asesinato del profesor, ahora recién ha sido nombrado en el cargo de magistrado en Barranquilla. Los 12 años que dan cuenta de esta tragedia tiene la obligación moral de generar unos aprendizajes que garanticen que esto nunca jamás se vuelva a repetir.
javierortizcass@yahoo.com
Fuente: http://m.elheraldo.co/columnas-de-opinion/12-anos-285833