Ana María Cortés
Ana María Cortes tenía 46 años, vivía en Cáceres en el Bajo Cauca Antioqueño. Era líder social, había trabajado en la Personería del municipio en defensa de los derechos humanos, fue activista en la organización de los desplazados por Hidroituango y fue secretaría de la campaña presidencial de la Colombia Humana en Cáceres.
Ana María además era madre cabeza de hogar, tenía dos hijos y velaba por su madre de la tercera edad. Era una mujer muy solidaria, recaudaba fondos para llevar mercados y organizar ollas comunitarias en favor de los desplazados.
La lideresa había defendido a Gustavo Marulanda otro vocero de la Colombia Humana, quien había sido golpeado, ultrajado y amenazado por la Polícia. Ana María intervino para que se le diera libertad, pero luego de esto, empezó una persecución en contra de Gustavo y la líder, quien también fue amenaza por un comandante de la Polícia del municipio.
Las amenazas fueron denunciadas por Ana y por Jorge Rojas estratega político de la campaña, pidiendo protección para la líder ante la Personería de Cáceres, la Fiscalía y la Presidencia de la República en la Comisión de Garantías Electorales, sin embargo, las instituciones hicieron caso omiso.
Más tarde, asesinaron a su perro como una reiteración de las amenazas de muerte en contra de su vida. Días después, el miércoles 4 de julio del 2018 a las 7 de la noche luego de que Ana María Cortés compartiera con conocidos en una Cafetería llamada Club Social, en el barrio Magdalena, en Cáceres, cerca a su vivienda, fue asesinada por un hombre que se le acercó y disparó en contra de su humanidad. Fue baleada a la vista de todos aquellos que transitaban por allí.
Luego, sin que aún no se supiera sobre los autores del crimen, uniformados del municipio difundieron el rumor entre sus comandantes y con la prensa de que la líder estaba relacionada con el Clan del Golfo siendo una de las informantes. El ministro de defensa Luis Carlos Villegas insinuó que los vínculos de la líder con el grupo eran ciertos y que se iba a investigar, pero nunca fue presentada ninguna prueba.
El senador Gustavo Petro rechazó el crimen y las afirmaciones e invitó a los militantes de la Colombia Humana a denunciar cualquier amenaza. Luego de su asesinato, su hijo Camilo Andrés Chaverra fue señalado de pertenecer al Clan del Golfo, siendo capturado por concierto para delinquir.
A raíz de las amenazas que había recibido la líder por parte de la Policía, el subcomandante de Antioquia, Carlos Julio Cabrera, anunció que se abriría una investigación para tomar las medidas disciplinarias necesarias para aclarar los hechos. Sin embargo, la Fiscalía General de la Nación responsabilizó a Los Caparros, siendo Robinson Gil Tapias alias “Flechas” el autor material del crimen.
Ana María hace parte de la brutal sistematicidad de asesinato a los líderes sociales desde el año 2016, además de la estigmatización en su contra, pese a la gravedad de los hechos sobre amenazas sobre su vida y su labor. Durante el mes de julio del 2018, 24 líderes sociales fueron asesinados según la Cumbre Agraria y el Congreso de los Pueblos, siendo sumado su asesinato junto a cuatro líderes, activistas y defensores de derechos humanos y militantes de la Colombia Humana en una misma semana, esto indicó la existencia de un plan de exterminio en contra de los líderes sociales vinculados a la campaña.
A pesar de todo, la memoria y la labor de Ana María Cortés siguen en pie, por todos aquellos desplazados y por todos aquellos que han sido violentados por el Estado, Ana no sólo es una cifra más entre los líderes asesinados, sino que, tiene rostro de una mujer en busca de un país diferente.
Ana María Cortés en la Memorias.
Ana María Cortés Sin Olvido.
Imagen: Archivo.