Memoria juvenil en el Ariari

En memoria de HUGO ANDREY TRIVIÑO VARGAS, LEIDY JHOANA VARGAS BUSTOS, EYDER QUIGUANAS RUMIQUE, YAMID DANIEL HENAO, EVER CARVAJAL y RAMIRO GUZMA Y junto a ellos, el crimen de la lideresa MARIA LUCERO HENAO


En la memoria siempre presente, pero a veces perdida entre el día a día de la persistencia de las violaciones, del acostumbramiento de la comisión de crímenes contra niños y niños, contra los y las jóvenes, se recuperan las vidas en el Alto Ariari, la de los que ya no están físicamente por causa de la acción militar en pretexto de lucha contrainsurgente, y en su memoria, la recuperación de la vida propia de las familias, la comunidad y una nueva generación.

Desde esta memoria, desde lo que son hoy las comunidades campesinas del Alto Ariari a causa de una represión política de más de cuatro décadas, de lo que son fruto de la resistencia popular, de la expresión desde la civilidad de protección de la vida y el territorio habitado, se dio el encuentro de la familia Henao, su comunidad y una nueva generación de jóvenes de la región.

Desde el encuentro en la casa que fue habitada por nueve hermanos y una madre cabeza de hogar, se expresaron los sueños, las vidas y luchas de quienes fueron y lo que hoy es la familia Henao. En la casa donde una noche del 6 de febrero del 2004 la estrategia militar encubierta del Estado tocó a la puerta para matar el amor de una madre por su comunidad.

Junto a la vida cegada de la lideresa MARIA LUCERO HENAO, la de su joven hijo YAMID DANIEL HENAO y como él, la de otros jóvenes de la región. Pronunciaron sus nombres, sus vidas, sus recuerdos presentes, los de JHOANA VARGAS, EIDER QUIGUANAS, HUGO ANDREY TRIVIÑO, EVER CARVAJAR Y RAMIRO GUZMAN.

“…Para nosotros los jóvenes estos asesinatos significan acabar todo futuro social y común de las luchas campesinas, civiles y colectivas por las cuales los padres de aquellos jóvenes lucharon por mucho tiempo.

De este modo se deja ver que al acabar con las vidas juveniles están acabando con un futuro simbólico, con una realidad y con un tejido social para las organizaciones de toda Colombia.

Junto con ustedes luchamos para que no se repitan y no se olviden estos crímenes de aquellas personas que han quedo en este camino de lucha y resistencia, por la vida y el territorio y sobre todo tener una idea organizativa y campesina.”

Las vidas y sueños de estos jóvenes víctimas de asesinatos y desapariciones forzosas, son para la nueva generación del Alto Ariari el cimiento de lo que han heredado construir, una apuesta por la paz con justicia social, desde la afirmación de sus derechos. Por ello, como expresión significante de ese cimiento, los nombres de YAMID DANIEL, JHOANA, EIDER, HUGO ANDREY, EVER Y RAMIRO, fueron inscritos en rocas, para que en ellas permanezca su memoria, su palabra, vida y sueños, colocadas en el lugar donde fueron asesinados LUCERO y YAMID.

La Comunidad Civil de Vida y Paz, desde su Zona Humanitaria, expresó también su palabra:
“Hoy en torno a esta celebración a esta conmemoración queremos recordar la memoria de Lucero Henao y los jóvenes Yamith Daniel Henao, Hugo Andrey Triviño, Eider Quiguanas, Jhoana Vargas que fueron asesinados y hasta sus cuerpos desaparecidos.

Recordamos sus vidas, sus orígenes humildes, sus rostros, sus sonrisas, sus sueños compartidos en la escuela y con sus familias. Esas esperanzas de vida, la cual nos deja recuerdos compartidos, por eso estamos aquí haciendo memoria tanto de Lucero como de los jóvenes asesinados, desde esa esperanza de vida de comunidad que estamos presentes para forjar su memoria y resistir al olvido.

Sembrando sueños de esperanza a nuestros ideales y proyectos organizativos entorno a la memoria, por su memoria”

Luego 17 años de guardar en silencio y lágrimas permanentes en sus ojos, la madre de HUGO ANDREY TRIVIÑO VARGAS, con una voz suave y un poco quebrada por el dolor, relató como su hijo fue asesinado en 1995 por el ejército, delante de su familia y luego presentado como “guerrillero muerto en combate”.
Relató cómo desde hace quince días no soportó más el silencio y decidió reiniciar la búsqueda del cuerpo de su hijo y junto a él, su dignidad.

HUGO ANDREY fue enterrado en el cementerio de Granada como “NN” a pesar del reclamo de la familia hace 17 años. Su madre volvió a recorrer el camino de la denuncia de 1995, pasando por la Personería de El Castillo, donde debería estar la denuncia hecha, pero hoy le responden que no existe. Continúo el caminar de la búsqueda hacia la Fiscalía, la cual aún no responde formalmente, pero le dieron a entender que ellos seguro no tendrán nada, porque ese hecho lo conoció la “Justicia Penal Militar”.

Desde su dolor y quebranto, se levanta el valor de la búsqueda, la cual expresó que está decidida a continuar. Antes de terminar su relato, hizo caer en cuenta a los presentes, que en la tierna memoria se estaba quedando de lado la vida de RAMIRO GUZMAN, joven asesinado el 23 de octubre de 1993 por Batallón móvil # 8, cuyo cuerpo fue también enterrado en el cementerio de Granada como “NN”.

La historia de hoy y de ayer se sigue repitiendo, jóvenes asesinados presentados como “guerrilleros muertos en combate”, so pretexto de acciones contrainsurgentes. Las ejecuciones extrajudiciales, presentadas bajo la modalidad de “Falsos Positivos”, no es un práctica nueva, ni aislada y menos aún, superada.
HUGO ANDREY TRIVIÑO VARGAS, de 15 años de edad, asesinado por militares del Batallón 21 Vargas y presentado como “guerrillero muerto en combate” el 18 de enero de 1996, en la vereda La Floresta, su cuerpo enterrado como “NN” en el Cementerio de Granada.

LEIDY JHOANA VARGAS BUSTOS, de 15 años de edad, fue detenida-desaparecida en un reten militar del Batallón 21 Vargas en sitio Aguas Zarcas, Municipio El Dorado, el 18 de enero de 2002.

EYDER QUIGUANAS RUMIQUE, de 17 años, torturado y ejecutado extrajudicialmente por una patrulla de la Fuerza de Despliegue Rápido, FUDRA, que participaban en acciones dentro de la denominada “Operación Conquista” de la Brigada 7 del ejército, en la vereda La Floresta, el 29 enero de 2002, su cuerpo enterrado como “NN”, tal vez en el Cementerio en Granada o en Villavicencio.

YAMID DANIEL HENANO, de 16 años, junto con su madre MARIA LUCERO HEANO fueron asesinados por paramilitares, con la complicidad de la Fuerza Pública, en el caserío de Puerto Esperanza el 6 de febrero de 2004

EVER CARVAJAL, de 14 años de edad, quien padecía retardo mental y fue ejecutado extrajudicialmente en la finca de la familia en el caserío La Cima, llegó por unidades militares de la Brigada 7 del Ejército comandada por el Capitán de apellido LIZARAZO, el 26 de agosto de 2002.

RAMIRO GUZMAN de 16 años, fue sacado violentamente de su casa ubicada en la vereda la Cima, asesinado posteriormente por soldados del Batallón móvil # 8, el 23 de octubre de 1993, enterrado en Granada como “NN”.

Sus nombres, sus vidas, presentes, como resistencia al olvido, como expresión de resistencia a un aparato de justicia que impone la impunidad. Las nuevas generaciones del Alto Ariari, las que estudian en el Centro Educativo El Encanto, construido desde el esfuerzo de la comunidad organizada con el apoyo de las Administraciones Municipales de la Unión Patriótica, entre otras la de María Mercedes Méndez de García, asesinada el 03 de junio de 1992; son las y los jóvenes que se han comprometido a conservar la memoria y han dispuesto un espacio de memoria en su Institución Educativa con el apoyo de los docentes y la comunidad.

Bogotá D.C. 08 de febrero de 2012