La Masacre y el Desplazamiento del Alto Naya

9 de abril de 2001 a 13 de abril de 2001

Memoria y Justicia

Paramilitares recorren el Alto Naya, dejando a su paso más de 10 personas asesinadas.

Desde el lunes 9 de abril del 2001, en el poblado de Robles, los paramilitares retuvieron, saquearon, y usaron menores de edad como escudos humanos, Un día después, asesinaron siete personas en La Paila.
El miércoles santo, con sevicia en el punto El Ceral, asesinan cruelmente a una menor y cercenan sus manos.
Los paramilitares siguen andando en el poblado de La Vega, y asesinan a tres personas, siguen su camino de Palo Solo a Alto Sereno y asesinan dos personas más. Continúan su recorrido en El Crucero por el camino que conduce a Río Minas, y asesinan a dos personas. En Río Minas asesinan a otros campesinos, después, se trasladan a La Paz, allí asesinan una señora con moto sierra.
Al otro día, en el poblado de El Placer torturan a pobladores indígenas, queman casas, saquean, y amenazan a residentes de éste poblado.

Uno de tantos testimonios, da cuenta de la barbarie paramilitar :

“La entrada de los paramilitares empezó por el sitio de El Ceral; ahí mataron una señora, una muchacha de 18 años a la que le mocharon (cercenaron) las manos; luego siguieron hacia Los Robles por el carreteable hasta llegar a La Silvia, donde mataron a una señora. Luego llegaron al campamento y treparon haciendo la travesía hasta Patiobonito, donde hubo la mayor cantidad de muertos, fueron siete en esa masacre. Ahí mataron al señor Daniel Suárez, a la señora Flor Tizú, a Gonzalo Osorio primo de Daniel Suárez, Humberto Arias Osorio, primo también de el señor Daniel y tres personas más que no conozco el nombre de ellas. Después comenzaron la bajada por La Fatigosa, que es la cuesta más dura que hay por el camino, de allá para acá (ascenso al Alto Naya). Siguieron bajando por La Pálida, otra cuesta muy brava, hasta Las Minas, donde siempre ha habido un sitio donde venden comida para la gente que entra y sale… siguieron bajando hasta Aguapanela, este es el sitio donde está una pendiente… según dice la gente que entró, fue donde encontraron unas camisas y varios pares de botas, pero el supuesto cadáver que quedó allí no fue sacado. Ellos continuaron bajando hasta una parte donde quedaron dos muertos, en Palosolo.

Después llegaron a la entrada para La Vega y mataron a tres personas. Bajando para Benjamín mataron cuatro personas, los sacaron de una finca en la que estaban trabajando, ya en El Naya, en El Playón. Después siguieron por un camino que no aparece en el mapa, un camino que llega al Río Minas. En esta parte, apenas comenzaron a bajar mataron a dos personas: al señor Luis Omar Aponsá y a un señor Esteban… llegaron al crucero del Río Ríominas, sobre un caminito que va a dar, que atraviesa hacia El Playón, donde mataron a un muchacho Alexander, el primer muerto de los que hubo en Riominas hacia El Ceral; los demás, los desaparecidos deben estar en los precipicios de este camino…”

Pero nada de lo ocurrido podría extrañar a nadie. Sobrevivientes del Alto Naya atestiguaron cómo dentro de los uniformados vestidos de camuflado se encontraban varios con insignias del Batallón Pichincha, de la Brigada 3 del Ejército. No era de extrañar que ante tal actuación criminal que atravesó las fronteras de la manipulación de los media, que traspaso las fronteras colombianas requería un mínimo de recato o de actuación oficial, los operativos militares de enfrentamiento fueron un simulacro.

Ha pasado el tiempo. Crímenes en impunidad. Desplazamiento en impunidad. No hay esclarecimiento. Falsas verdades. Ausencia de Justicia Integral. Ha pasado el tiempo territorios de indígenas, de mestizos y de afrodescendientes sin titular. Ha pasado el tiempo el saqueo de riquezas auríferas y forestales, la colonización de las tierras de afrodescendientes y las nuevas formas de despojo persisten, se cualifican y se estimulan. Ha pasado el tiempo. Todo en la impunidad.

Bogotá, D.C Abril 13 de 2006
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ