El viacrucis de Monseñor Serna

No se requiere ser abogado ni experto en inteligencia para apreciar que la Fiscalía se sigue equivocando, en forma inexplicable, al continuar el proceso por supuesta rebelión o vínculos con la guerrilla contra el ex obispo de la diócesis de Líbano (Tolima), monseñor José Luis Serna Alzate. La lectura de los apartes de su indagatoria que publicó ayer el diario EL Tiempo, confirma lo que hace ya varios meses hicieron evidente los giros y contradicciones que ha tenido esa investigación desde un principio.


Un supuesto ex guerrillero, que dijo haber militado tres años en el grupo ‘Bolcheviques’ del Eln, acusó inicialmente a Monseñor Serna de recolectar fondos para la subversión, después se retractó y finalmente se voló de un centro de rehabilitación para drogadictos; otro reinsertado que declaró contra el Obispo resultó ser un delincuente al que se le demostró que había mentido; y, sinembargo, sobre la base de aquellos deleznables testimonios, la Fiscalía se niega a desvincular a Monseñor Serna del proceso en el que también investiga al ex alcalde de Villahermosa, un médico, una enfermera, el director de una emisora y 13 personas más.

Este caso se parece al de la bacterióloga Rina Bolaño, que permaneció diez días en las celdas del DAS y otros 36 en la cárcel de mujeres del Buen Pastor, acusada de haber hecho parte de la guerrilla por tres desertores del Eln, que después se retractaron, por lo cual fue dejada en libertad. Monseñor Serna no niega que tuvo contactos con la guerrilla, pero por razones humanitarias, que son de conocimiento público. Fueron actos de mediación para obtener la liberación de varios secuestrados por los ‘Bolcheviques’, entre ellos el conocido Profesor Yarumo, el hijo de Diomedes Díaz, el político tolimense Jorge Casabianca, 15 policías y un agente del DAS. Si de algo se le puede acusar, en consecuencia, es de haber salvado vidas. Ya es tiempo de que la Fiscalía lo entienda así y ponga fin al injusto vía crucis al que lo ha sometido.