El candidato uribista “se la jugó” con el hacker

Con el nuevo escándalo que se ha armado sobre el caso del hacker contratado por la campaña de Óscar Iván Zuluaga, candidato de Álvaro Uribe a la Presidencia, para “manejar las redes sociales” según la versión Zuluaga, o para infiltrar la campaña de Juan Manuel Santos violando la seguridad nacional, según las condenas que varios jueces les ha impuesto a cinco individuos (¡!), nos hemos dejado enredar.


El uribismo es tan hábil en el manejo de la prensa y en la deformación de las verdades que no le convienen, que manipula a los periodistas cada vez que le da la gana, y todos caemos como moscas en la miel. Vale la pena, entonces, recordar lo que sucedió para hilvanar de manera correcta los hechos sin dejarse llevar por la parte interesada a conclusiones erróneas sobre la declaración que entregó el exdirector del CTI, Julián Quintana, ante un magistrado auxiliar de la Corte Suprema en donde se investiga, no a Zuluaga ni a su hijo ni a su supuesto “asesor espiritual” Luis Alfonso Hoyos, procesados hoy en día por lo que hizo su contratado – el pirata informático -, sino a Álvaro Uribe. Así que, para empezar, mal podría el investigador Quintana “exonerar” al excandidato que no era el centro del interrogatorio que se le formuló.

En cuanto al exmandatario, la corte intenta descartar o confirmar si tuvo participación en los delitos que se cometieron cuando el hacker compró datos reservados de Inteligencia para que Zuluaga los pudiera usar contra el presidente Santos. En cuanto al excandidato del uribismo, este ha admitido varias veces, pero nunca tan claro como en la entrevista que le dio a María Isabel Rueda, que él, en persona, fue quien contrató al pirata Andrés Sepúlveda: “(el hacker) llega por Lina Luna, su esposa. Yo entrevisté a Lina, vi que era una persona con experiencia, con chispa…. Y nos hace una propuesta de asesoría integral que incluía a su esposo… Dijimos aquí hay que tomar decisiones rápidas, juguémonosla. Y así fue”. En consecuencia, ningún infiltrado, sino el candidato, tomó la opción de llevar a Sepúlveda a su campaña. Y este afirmó después ante la Justicia que la tarea para la que fue contratado consistía en penetrar la Inteligencia del Estado para atacar a Santos con debilidades del proceso de paz, como, en efecto, ocurrió durante la campaña.

Bueno, dice uno, Sepúlveda pudo mentir aunque fuera a costa de dejarse condenar y meter a una prisión de alta seguridad, solo por dañar a su empleador. Y ¿los otros cuatro que también purgan penas? ¿Estaban, de nuevo, dispuestos a soportar años de encierro por crímenes que no cometieron? ¿Quiénes son estos locos? La respuesta es contundente: un agente de la Dirección de Inteligencia estatal a quien la Fiscalía le probó que le vendió información a Sepúlveda; un policía de la Dijin (también de Inteligencia) que cometió el ilícito de traición a la patria entregándole datos al hacker de Zuluaga; y dos exmilitares que le vendieron a Sepúlveda la base reservada de listas con nombres y sitios de ubicación de los desmovilizados de la guerrilla con el evidente peligro para sus vidas que ello implicaba.

Segundo punto olvidado: el famoso video revelado por Semana en que aparece Zuluaga con Sepúlveda en la oficina de este. De principio a fin, la conversación entre ellos dos versa sobre el proceso de paz, la guerrilla, los líderes de las Farc y hasta las enfermedades que los aquejan y, asombrosamente, de los datos de Inteligencia militar que Sepúlveda está consiguiendo. Le dice el hacker a Zuluaga: “Pero, ¿qué estamos mostrando (en un sitio web de la campaña)? Información desde el lado de Inteligencia que se puede hacer público… tampoco podemos publicar todo” ¿Zuluaga protesta y ordena cortar actos ilegales? No. Sigue hablando y preguntando como si todo fuera lo más normal.

Tercer punto: El video hecho por RCN Televisión —no por el almirante Echandía— en la puerta de ingreso a ese canal. Allí está el asesor de Zuluaga, Luis Alfonso Hoyos, entrando a las instalaciones con… el hacker. Rodrigo Pardo, director de noticias en la época, narró que Hoyos le pidió una cita y que fue a visitarlo: sin consultarlo, llegó con el hacker a quien Rodrigo no conocía. Hoyos lo presentó sin nombre porque, de acuerdo con lo que dijo, era “un agente” secreto. Y añadió que este “había hecho contacto” con un exguerrillero que tenía pruebas de cómo las Farc obligaban a la gente a votar por Santos para afectar a Zuluaga. El presunto “agente”, o sea, el Sepúlveda contratado por Zuluaga —no por Echandía—, le ofreció presentarle al supuesto exguerrillero para que lo entrevistara y lo pusiera en los noticieros de la cadena. Cuando, un mes después, el hacker fue capturado y su identidad revelada, el director Pardo se dio cuenta que se trataba de la misma persona con que el “asesor espiritual” uribista , Hoyos quiso engañarlo y engañar a la opinión. Existen muchas más pruebas regadas en el camino. Pero ahora solo vale una fracción de la declaración de Quintana. La que conviene a Zuluaga. Y todos caemos como moscas.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/el-candidato-uribista-se-jugo-el-hacker