Eduardo Umaña

El mes de abril de 1994 fue particularmente difícil, el día 6 se mezclaron de manera trágica los cuerpos de mi papá y mi hermano en el mismo edificio de la Clínica San Pedro Claver, mientras mi papá salía de operación de cáncer de colón y lo instalaban en el piso 4, mi hermano Carlos moría después de 19 comas diabéticos en el pasillo de urgencias.

No sabía que hacer primero, si recoger el cadáver de Carlos o pasar a donde mi papá que aún estaba sedado y decirle que habláramos con el director de la clínica para que le permitiera una ambulancia que lo llevara a jardines del recuerdo a enterrar a su hijo mayor; no recuerdo que se hizo primero, pero las dos cosas tocó hacerlas en un solo día.

Nunca he podido olvidar la mirada perdida y dirigida al horizonte de un Jose Eduardo que dio la espalda a todos los asistentes, tan pronto como sonó la cadena que bajaba el cadáver de Carlos y observabamos la imágen de mi papá en la silla de ruedas con el suero colgando viendo caer el cajón al sepulcro.

Me acerqué a donde Eduardo a preguntarle qué sentía, qué pensaba de la escena que nos había puesto el destino de frente y sus ojos llorosos solo me permitieron escuchar un “hijueputa vida”, mientras él, como ya era costumbre fumaba mirando al más allá pidiendo una respuesta.

Unos meses después me acompañaría con Patricia y con su sonrisa en mi matrimonio (foto anexa), tres años después apagarían su voz e iniciarían una “exhaustiva investigación” de aquellas que todos conocemos.

Un pequeño homenaje a un abogado que hasta sus últimos días acompañó la lucha de los familiares de desaparecidos de palacio. Hasta siempre amigo Eduardo.
Abril 18 de 1998-abril 18 de 2014.