A todas ustedes

Andamos entre incertidumbres, percibiendo en noches a ciegas y días de persecución, los límites de nuestra humanidad.

Hoy los Chicagos son miles de arriba a abajo, en maquilas, en destrucción de árboles, en la no supervivencia de páramos, de manatíes, de osos, es una mujer a fuego lento en un crematorio como el Holocausto.


Algunas son laceradas y picadas, lanzadas al mar como en Buenaventura, como si aquellos varones guerreros desearan el olvido eterno. Juana en el Naya, Guillermina en Cacarica, o las miles de Ciudad Juarez, o Yamoira en estos días, o Rocios, o Janis, Marinas, se niegan a morir.

Ellas preconizaron y demuestran el rostro bárbaro del progreso varonil. Nos dicen de la negación de sus vidas y de su uso, algunas de su abuso, pero también de su dignidad.

A ustedes tantas anónimas y distintamente llamadas en el mundo de los derechos humanos; a ustedes que están arriesgando su vida en medio de la posibilidad de estar con mejores ingresos, o estar disfrutando de esa idea de comodidad en la perversa lógica de mercantilización de sus afectos, de su amor; a ustedes que la belleza deviene de dentro con sentimientos de honestidad con ustedes mismas, y con el presente ante un maldito designio de destrucción del agua, de la madre, de especies vivas, decirles: !Gracias por existir!

Afuera llueve, quizás la tierra es fértil; no hay flores vivas ni marchitas, solo inundación, pero ustedes existen.

Afuera hace sol, quizás la tierra requiere calor; no hay viandas ni tragos, solo suelo estéril, pero ustedes existen.

Y en esa inundación estéril, como las vidas aquellas en Chicago, como éstas vidas con nombres que evocamos hoy, o con sus nombres, como semanas o años perdidos; gracias por existir.

Y nos queda su memoria entre tantas perdidas, el tiempo perdido de nuestra humanidad, el tiempo de los restos antes del naufragio o para evitarlo.

Pues como dice Borges en estas memorias: “Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío

Y en esas perdiciones nos quedan ustedes: !Gracias por existir!.

Marzo 8 de 2014
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz